viernes, 12 de noviembre de 2010

La cena está servida

Una cuchara se hunde en mis entrañas
desgarra las tripas y escarba
hasta encontrar el hermoso tesoro

Un tenedor se hunde en mi pecho
y no descansa hasta encontrar al
rojoazulado corazón y lo qué con él hay

Un cuchillo entra por mi nuca
y su punta acaricia mi frente
mientras el serrucho rasca el resto

El cuerpo sangra y se denigra.
Mi alma besa mi boca abierta en forma de suspiro
Pero
aún así
los totemizados no vencen al iconoclasta furioso

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