martes, 31 de agosto de 2010

Sigur Rós o el eco de la noche

OFELIA


Corrosiva y silenciosa
El flujo se desborda
Y la catástrofe se tiñe de obscuridad

El beso líquido
Carcome el cuerpo
Y ya nada es puro

El día de la inundación
Perdí mi virginidad
Y ya no volveré a bañarme

No más juventud
Basta de llanto
Y lágrimas a cuentagotas

Tan solo flotar
En el óxido de los sólidos perdidos

En lo que pude haber sido
Y en lo que seré.

lunes, 30 de agosto de 2010

Postal #1

Curiosa reacción la de las personas en transoporte público.
    El domingo a la tarde iba a la casa de una amiga en Belgrano, para despues ir a un encuento de bohemios y gente de ralea "cuelgue". Iba en el tren leyendo una selección de las cartas de Groucho Marx. Como tenía un ataque de alergia llevaba en la mano libre (porque el libro del tal Marx era poket) un pañuelo de papel tissue.
    Ya había percibido una mirada extraña en mi vecino de banco, pero creí que era porque le hacía mal el sol, o la cantidad de ancianas, o la cantidad de niños, o el riesgo país.
    Por una cuestión lógica, cuando tuve que dar vuelta la hoja debí cambiar de posición mi pañuelo. Entonces, quíen se sentaba a mi lado se paró y casi corriendo se fue a sentar al lado del DJ urbano que pasaba para todo el mundo desde su celular raeggeton, cumbia villera o cualquier ritmo repetitivo con letras no aptas para menores de 28 años. Desde ahí me miró lo que quedó del viaje mi ex vecino con ojos redondos y temerosos del contagio.
   ¡No deja de asombrarme las reacciones que puede causar el terror a la pandemia marxista!

sábado, 28 de agosto de 2010

La luna tuerta en las dos puntas del siglo XX

Tal vez sea que esta noche el cielo está encapotado y todo amenaza con convertirse en diluvio de Santa Rosa, o tan solo que extraño la luna. Algo así me hizo recordar dos hítos que corresponden, uno a la historia del cine y otra a la de la música.
     El primero ocurrió in illo tempore, en 1902. Ese año el pionero del cine Georges Meliés estrena Le Voyage dans la Lune (Viaje a la Luna). La película, de 13 minutos de duración muestra un plan alocado de unos astronomos de ir hasta la luna en un cohete; plan que llevarán a cabo, como bien lo muestra el fotograma más recordado de la película. Como anécdota el jefe del grupo fue el mismo Meliés. Una vez en el satélite explorarán una tierra de fantasía hermosa y exótica, pero que se tornará siniestra en cuanto aparezcan los Lunáticos, extraterrestres agresivos que se esfuman a golpe de paraguas. La historia se vuelve vertiginosa y entretenida a medida que avanza hasta el final. El mundo onírico parece estallar en un festival delirante. Nacía la ciencia ficción en el cine y los efectos, a puro cartón pntado y humo asombraban hasta al más incrédulo.
     El segundo híto me transporta a mediados de la década del 90, más específicamente a 1995. Para entonces  Spielberg ya nos había invadido con sus dinosaurios y nada parecía asombrarnos en el cine en cuanto a efectos y fantasía se refiriese. Entonces una banda de grunge de Chicago decidió volver a las fuentes y homenajear a Meliés, tal vez como parte de los festejos por los 100 años del cine, que por entonces se celebraba. The Smashing Pumpkins editaron Mellon Collie and the Infinite Sadness, una especie de fábula delirante y copuesta para escuchar de noche, con una estética muy cuidada que remitía directamente al cine ingenuo y casero de Meilés. Pero además procuraron recrear el imaginario de la fantasía de los cuentos para chicos que se leían antes de irse a dormir.Todo el conjunto teñido del existencialismo que plasmaron las bandas grunge de Estados Unidos. Uno de los cortes del álbum, Tonight Tonight, hace un claro homenaje al director francés y lo pinta todo con preciosos azules y dorados. La luna tuerta vuelve a aparecer por supuesto, aunque además Billy Corgan, líder de los de Chicago, le agrega su propia imágen de una solitaria Mellon Collie (juego de palabras con Melancholy/Melancolía) y su tristeza infinita.
   Si, esta noche extraño a la luna. Y si ustedes son del mismo parecer, les recomiendo que consigan como sea la película de Meliés o el disco de los Pumpkins y le hagan un digno homenaje.

viernes, 27 de agosto de 2010

Heidegger y la obra de arte

Una amiga me preguntó quien decidía o imponía el canon. Una pregunta de dificil respuesta. Por suerte redujo su duda a las artes plásticas, con lo que, si bien no soy crítico de arte, pude sin embargo dar una respuesta emdianamente satisfactoria. El filósofo alemán Martín Heidegger escribió un pequeño ensayo titulado El origen de la obra de arte, en el que ayuda un poco a aclarar este tipo de dudas. El filósofo habla de la cosidad de la obra de arte y la diferencia de la cosidad del resto de los objetos. La cosa artística imita la realidad, pero nos habla de otra dimensión de lo que vemos. Así, pone por ejemplo el cuadro de Van Gogh sobre los zapatos de un campesino. La obra muestra un par de zapatos degastados. Pero no vemos el calzado, sino que la imágen nos remite a la realidad de los campesinos y a un espíritu de trabajo y dignidad alcanzado con mucho esfuerzo. Podemos imaginarnos el cansancio del trabajador, e inclusive, ver las arrugas del tiempo que destruyen al hombre a traves de su calzado. Como la pipa de Magritte, que no era tal, los zapatos de Van Gogh no sirven para caminar, pero sí sirven para conmover nuestros espíritus. Y creo que si podemos comprender, como Heidegger lo hizo, que la obra de arte debe mejorar nuestra percepción frente al mundo, sabremos reconocer las obras auténticas de las farsas. Por supuesto que el dialogo con mi amiga fue más largo, pero el concepto es el mismo: la cosa artística es inútil si se compara con una herramienta, pero nos sirve para ser mejores y esto no debemos olvidarlo.