viernes, 27 de agosto de 2010

Heidegger y la obra de arte

Una amiga me preguntó quien decidía o imponía el canon. Una pregunta de dificil respuesta. Por suerte redujo su duda a las artes plásticas, con lo que, si bien no soy crítico de arte, pude sin embargo dar una respuesta emdianamente satisfactoria. El filósofo alemán Martín Heidegger escribió un pequeño ensayo titulado El origen de la obra de arte, en el que ayuda un poco a aclarar este tipo de dudas. El filósofo habla de la cosidad de la obra de arte y la diferencia de la cosidad del resto de los objetos. La cosa artística imita la realidad, pero nos habla de otra dimensión de lo que vemos. Así, pone por ejemplo el cuadro de Van Gogh sobre los zapatos de un campesino. La obra muestra un par de zapatos degastados. Pero no vemos el calzado, sino que la imágen nos remite a la realidad de los campesinos y a un espíritu de trabajo y dignidad alcanzado con mucho esfuerzo. Podemos imaginarnos el cansancio del trabajador, e inclusive, ver las arrugas del tiempo que destruyen al hombre a traves de su calzado. Como la pipa de Magritte, que no era tal, los zapatos de Van Gogh no sirven para caminar, pero sí sirven para conmover nuestros espíritus. Y creo que si podemos comprender, como Heidegger lo hizo, que la obra de arte debe mejorar nuestra percepción frente al mundo, sabremos reconocer las obras auténticas de las farsas. Por supuesto que el dialogo con mi amiga fue más largo, pero el concepto es el mismo: la cosa artística es inútil si se compara con una herramienta, pero nos sirve para ser mejores y esto no debemos olvidarlo.

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